«se limitase a narrar lo que comúnmente sucede, no sería poesía, ni nos ofrecería un ideal, ni sería siquiera una historia digna».
Se opuso a introducir en el arte todo aquello que no lo fuera. Ello explica su rechazo hacia los autores realistas y naturalistas, que escribían menoscabando la verosimilitud fantástica.
Según Valera es la elevación de la realidad al más alto nivel, mediante el sentimiento y la imaginación sin límites, la que lleva a esa imagen ideal que el artista traduce en belleza. Para el autor no es lo real sino la imaginación, lo que permite la redención artística de la realidad.
«El arte –escribe Valera – y singularmente el arte de la palabra imita la naturaleza y representa lo real como medio. Su fin es la creación de la belleza.»