Entre la apertura y el cierre tan simétricos de «Memoria de Paulina» y «El perjurio de la nieve», dos extraordinarios cuentos que, con aires de policial fantástico, exponen a su manera un triángulo amoroso, es como si hubiera algo aún más próximo y accesible en los relatos que conforman La trama celeste: tal vez la recurrencia de la primera persona, las múltiples resonancias en muchos de estos personajes del acto de escribir o la naturalidad con la que el fantástico cierra de un portazo aquello que falsea en el orden de lo real.
Jardines con trasfondo, inescrutables giros del destino, mundos paralelos que convergen en algún punto y tranqueras que detienen el tiempo se dan cita en esta serie de relatos tan notables como sutiles que ofrecen, acaso, las puertas de acceso ideales a una de las obras más trascendentes de la literatura argentina.
Adolfo Bioy Casares nació en Buenos Aires el 15 de septiembre de 1914. Dedicado desde muy joven a la literatura, la publicación de La invención de Morel, en 1940, marca el inicio de una vasta carrera literaria que desplegó en el cuento, la novela, el ensayo, el diario y trabajos en colaboración con su esposa, la escritora Silvina Ocampo, y Jorge Luis Borges. Algunas de sus obras más destacadas son Plan de evasión, El sueño de los héroes, Diario de la guerra del cerdo, Dormir al sol, La trama celeste, Historias desaforadas, Una muñeca rusa y Una magia modesta. Condecorado como Caballero de la Legión de Honor, recibió, entre otros premios, el Municipal de Literatura, el Nacional de Literatura, el de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, el Internacional Alfonso Reyes y el Cervantes. Murió en Buenos Aires el 8 de marzo de 1999.