Años más tarde, se ordena sacerdote y destaca en el Concilio Vaticano II como un consumado teólogo. Cuando muere Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, se convierte en su primer sucesor y continuador. Del Portillo, viajero infatigable, ha sido visto y escuchado en directo por más de cien mil personas. En 1991, Juan Pablo II lo ordenó obispo. Pero su mayor aventura, que terminó triunfante, fue la de su lucha personal por alcanzar la santidad. Tuvo un carácter fuerte y enérgico y, al mismo tiempo, fue capaz de irradiar paz y alegría a su alrededor.
Con un lenguaje sencillo, casi de tertulia de amigos, Antonio Ducay nos hace paladear y, en ciertos momentos, sentir en carne propia, lo que fue la vida de un hombre audaz, de esos para quienes no existen los imposibles.