Quien navegue sobre este mar imaginado, sabrá conducir los oleajes de su sed. Corinto mar reserva un avistamiento hacia los signos que comprenden la formación universal de los sueños. Corinto mar es un canto para Tina Ponce, un poemario replegado hacia la narrativa, una semblanza sin otro transcurso que el éxtasis, un apóstrofe del delirio, un canto de cisne; un primer periplo hacia un mar lunar.
Eduardo Yael (Ciudad de México, 1990)
Una obra dispersa a través de papeles sueltos, servilletas entregadas y un blog conforman sus registros literarios. Labrador de poesía, ensayo y narrativa. Concurre hacia los espacios abiertos para sentir el sol de las cinco de la tarde. Le gustan las cifras elzevirianas, la prestidigitación, las fantasías del billar, la seda etérea de Luis Alberto Spinetta, el teorema de incomplitud de Gödel, el número φ y el tablero de ajedrez. Su única distinción es seguir intentando; sin medallas un salto más eficaz, una escritura y una vida desobediente de la realidad.