En este bello pasaje del Santo Evangelio de Jesús, conoceremos la historia de un hombre paralítico, que, sin tener quien lo ayudara, hacía treinta y ocho años esperaba la oportunidad de ser el primero en sumergirse en un estanque cuyas aguas eran consideradas milagrosas en el exacto momento en el que se agitaban. Hasta que, un feliz encuentro con Jesús cambió su vida para siempre.
Este título, el 12.o de la colección ecuménica “El Santo Evangelio de Jesús”, está basado en la Buena Nueva de Jesús, según San Juan, 5:1 al 17, y en las lecciones fraternas del escritor Paiva Netto, las que hace más de seis décadas se transmiten en diversos medios de comunicación, inspiradas en el Santo Evangelio y el Apocalipsis Redentor de Jesús, siempre en Espíritu y Verdad, a la luz del Nuevo Mandamiento del Cristo de Dios: “Ámense como Yo los he amado. Solamente así podrán ser reconocidos como mis discípulos” (San Juan, 13:34 y 35).