Nací en el año 1961, veintidós años después de terminar la guerra civil española, cuando no habíamos salido aún de la depresión económica que se derivó de la misma, de tal manera que tuve tiempo de conocer los coletazos que aún se arrastraban de tamaña tragedia. Fue en un pueblecito de España, del cual me llevé todo lo mejor y lo peor que te puede brindar un pueblo: no solo en la memoria sino también en el alma.
De familia humilde y sencilla, mi padre agricultor y mi madre ama de casa; ambos conformaban una familia numerosa, con una prole de dos hembras y dos varones, de los cuales, yo era el más pequeño. Llegué al mundo por descuido de los hombres y por empeño de Dios, ya que mi madre tenía por entonces cuarenta y seis años y mi padre cincuenta y tres.
La modernidad apenas si alumbraba en medio de un horizonte de gran esperanza, de rebeldía, y un desarrollo vertiginoso que cogió a todo el mundo a contra pie...