Pero lo más siniestro es que esos lugares a los que no conviene ir tras el ocaso siguen existiendo en todas partes, y algunos de ellos están muy cerca de nosotros. La mayoría de estos sitios sorprenden porque de ellos no esperamos tal cosa: de día son alegres, vitales, sosegantes y amenos; pero de noche se vuelven lúgubres y llenos de cosas invisibles que acechan peligrosamente.
Lugares a evitar cuando cae la noche es un viaje a esa ambivalencia que tienen ciertos sitios, explicando por qué razón inquietan, incluso a quien nada sabe de ellos. Abundan en nuestra península, aunque muchos son totalmente desconocidos.
Dice una chanza popular: ¡Aquí hay más ruido que un cementerio de noche! No hace falta decir mucho más.