Y es que en Londerra las personas son grandes, medianas y pequeñas; caminan erguidas y a cuatro patas; no todas tienen pulgares oponibles y muchas ni siquiera pueden asir. Donde no todo el mundo puede modular su voz, o ni siquera hacerla audible para los demás, ha habido que buscar otras formas de comunicarse. Londerra pretende ser una ciudad para todos, pero no todos están dispuestos a colaborar.
M. C. Arellano nació en 1984 en la ciudad de Toledo. Es licenciada en Historia del Arte y Experta en Gestión Documental de museos. Escribe historias infantiles y novelas de género fantástico; cuenta cuentos tradicionales y de cosecha propia. En los últimos tiempos se ha movido en derroteros relacionados con la localización de videojuegos, exiliada en países anglosajones, como muchos de su generación.