En el entorno más insospechado pueden nacer las emociones más intensas.
Chelsi y Max nunca se han relacionado bien con los demás. Han sufrido desprecios y abusos, y eso precisamente ha hecho que se reúnan. Cuando sus vidas se cruzan, pese a ser tan solo unas mocosas que van a comenzar el instituto al final del verano, conectan como nunca lo habían hecho con nadie. Solo hay un problema: el minutero vuela cuando están juntas, y pronto dejarán de estarlo.
Se dice que el tiempo todo lo cura. Al principio, la intensidad del dolor te atenaza con ganas y, gradualmente, olvidas o dejas aparcado aquello que te tuvo en vilo.
Quizás otros hubieran pensado que no era más que una pequeña obsesión, algo fugaz de las vacaciones. Se equivocaban: cuantos más días, semanas, meses e incluso años dejaban atrás, más añoraban lo que tuvieron. Aunque entonces fueran demasiado jóvenes; aunque ahora su reencuentro en nada se parece a aquello.