Rudolf se entera, por casualidad, de que una pintura del artista Bengt Johansson, que él y Karin consiguieron en su romántica luna de miel, tiene un valor superior a 900.000 coronas. Sólo hay un problema: el artista no la firmó. Es por eso que Rudolf decide llevar por carretera a toda su familia de regreso a la aldea en la que encontraron la pintura, situada en el Sur del Tirol. Así, el artista podrá firmarla fácilmente y ¡se harán ricos! Sune está muy emocionado con la idea, ya que sabe que la niña de sus sueños, Nicole, vive allí. ¡¿Qué podría salir mal?