El Sr. Hopp, un siniestro muñeco de conejo que la familia había tirado, inexplicablemente ha cobrado vida. La urgencia de la situación es palpable, ya que la muñeca que induce al terror busca incansablemente violar la santidad de tu hogar.
Con un miedo creciente, tienes la tarea de una misión desalentadora: asegurarte de que ningún punto de entrada posible quede sin vigilancia. Tu corazón se acelera mientras inspeccionas frenéticamente cada puerta, ventana y ventilación.
Acechando cerca están los juguetes traicioneros esparcidos por el suelo. Su presencia es un canto de sirena para el Sr. Hopp, un inquietante recordatorio de que un paso en falso podría significar la perdición. Pisas con cautela, evitando incluso el más leve susurro del crujido de un juguete, ya que el más mínimo sonido es similar al eco de una campana de cena para esta entidad malévola.
Tu hogar, que alguna vez fue un refugio de calidez y seguridad, se ha transformado en un campo de batalla donde debes desplegar cada gramo de tu ingenio y coraje. La mirada inquietante del Sr. Hopp, su impío anhelo de infiltrarse en tu santuario, sirve como un escalofriante recordatorio de que el reino de lo inexplicable y aterrador se ha convertido en tu nueva realidad.