Deshabilita completamente los sistemas y aplicaciones de usuario (que tienen un ícono de inicio) sin eliminarlos. Deshabilitar las aplicaciones del sistema y del usuario que no son esenciales puede ayudar a maximizar el rendimiento del dispositivo. Este proceso no solo evita que se ejecuten aplicaciones innecesarias en segundo plano, sino que también libera recursos del sistema, lo que permite un funcionamiento más fluido y eficiente.