Una de las características más distintivas de las serpientes es su falta de extremidades. En cambio, han desarrollado una estructura corporal única que les permite moverse de manera eficiente en tierra y en el agua. Al utilizar sus fuertes músculos y escamas abdominales, las serpientes emplean una técnica fascinante conocida como "locomoción rectilínea" para impulsarse hacia adelante.
Otra característica notable de las serpientes es su capacidad para tragar presas mucho más grandes que su propia cabeza. Las serpientes poseen una estructura de mandíbula muy flexible, que consta de varios huesos unidos por ligamentos elásticos, lo que les permite abrir la boca y consumir presas enteras. Después de tragar, el sistema digestivo de la serpiente se acelera y descompone la comida con ácidos poderosos.
Las serpientes son carnívoras y su dieta consiste principalmente en pequeños mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Están equipados con dientes especializados, ya sean colmillos o filas de dientes recurvados, según sus hábitos de alimentación. Las serpientes venenosas, como las cobras y las víboras, tienen colmillos huecos que liberan veneno para inmovilizar o matar a sus presas.