Maria Cristina Madera

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María Cristina Madera nació en Roma hace 50 años. Desde pequeña ha mostrado un marcado interés por la pintura y las artes figurativas en general.Pasan los años y María Cristina cultiva su amor por el arte a través del estudio y de su instinto que la llevará a pintar durante unos años. Al cumplir quince años recibe de regalo su primer reflejo y su interés por la fotografía se convierte en pasión gracias a un tío que le revela todos los secretos de la cámara. Un importante estímulo para su crecimiento artístico le será dado por su maestro, el pintor Francesco Vaglica, con quien estudiará las reglas de las técnicas de dibujo y pintura durante tres años. Es precisamente en este período cuando su producción pictórica se vuelve más intensa.El encuentro con el fotógrafo Riccardo Guglielmin en 1997 será decisivo para el redescubrimiento de una pasión que había permanecido latente durante algunos años. Es así como la fotografía se convertirá en una constante en la vida de María Cristina, alimentada por una fuerte sensibilidad y un gran interés por el retrato. Su recorrido fotográfico se desarrolla a través de imágenes sustraídas de la cotidianidad, tomas discretas pero a la vez inquisitivas, representaciones improvisadas de las emociones humanas.Es precisamente el amor por la inmediatez expresiva lo que caracterizará su futura producción hasta dirigirla, en 2002, en Sydney. Australia. Aquí participa en los "Juegos Gay" como fotógrafa oficial del equipo italiano de natación. Sus tomas de ultramar revelan una gran intuición para hacer eterno un instante inmovilizando el movimiento.Es precisamente la pasión por el ser humano y la inmediatez expresiva las que la llevan a ocuparse a menudo de la natación en los años siguientes.De la participación en torneos oficiales En los últimos años , se ha pasado al rugby, deporte del que es gran aficionada a la natación, llegando al último torneo del "Seis Naciones", hasta acercarse a la Gyrokinesis, disciplina que combina la danza, el yoga y el Tai Chi. fotografías, realizadas en teatro y cine, revelan la gran fascinación que siempre han ejercido sobre ella los retratos. En su producción, de hecho, el retrato es una constante que nunca la abandona.Desde hace un tiempo, parte de su obra incluye la documentación fotográfica de intervenciones quirúrgicas sobre malformaciones craneofaciales, lo que le permite aunar sus mayores pasiones, la medicina y la cirugía en particular, y la fotografía como herramienta de documentación.Un sueño que pudo realizar gracias a la colaboración con el Prof. Domenico Scopelliti, Vicepresidente Científico de la Fundación Operación Sonrisa Italia Onlus.Consejero holístico y sistémico, graduado en el Instituto Cortivo. de Padua y graduada como Facilitadora en Constelaciones Familiares en la escuela de Cristina Piazza, decidió traer el trabajo que viene realizando desde hace más de veinte años como fotógrafa dentro de la relación de ayuda, esto porque, aprendiendo a ver las cosas desde una perspectiva más perspectiva equilibrada nos permite juntar las piezas del rompecabezas y reconocer la perfección del dibujo En algunos casos, la fotografía puede ser un medio útil para ayudar a alcanzar una nueva visión que nos haga conscientes de cómo puede haber una perspectiva de la dificultad y quizás también de los recursos que uno tiene que puede utilizar para enfrentar el malestar que está experimentando. Tiene 7 exposiciones personales en su haber y participación en varias colectivas. Para sus obras prefiere el blanco y el negro. dejar espacio a la imaginación cromática, subjetiva de cada uno, e inducir al observador a un uso totalmente personal de la imagen. Ella misma dice: “Fotografía es escribir con luz y por eso estoy enamorada del blanco y negro, porque me da una libertad para jugar con luces y sombras que no encuentro en el color”.