¡Agárrate a tu ropa interior! Se avecina una tormenta. Es un temido viento apretado y no hay ropa interior segura. Cuando este terror de los calzoncillos ajustados arrasa la granja, extiende la ropa interior y cada animal tiene su propio par. Para el caballo, serán una bonita bolsa de alimento. Para la vaca, harán un maravilloso calentador de ubres. Pero no dejes que la cabra consiga un par. ¡Se los comerá!