Examen de conscience
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El autoexamen es una reflexión en oración sobre nuestras acciones a la luz de nuestra fe para identificar los pecados, los patrones de pecado o las formas en que no cumplimos con lo que Dios nos llama a ser. Una vez que reconocemos nuestros pecados, podemos pedirle a Dios perdón y sanidad. (Consulte el final de este artículo para conocer más formas de decirles a sus hijos por qué nos vamos a confesar).
Un buen examen de conciencia tiene en cuenta todos los ámbitos de nuestra vida: nuestros pensamientos y palabras, lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Generalmente, consta de preguntas en tres categorías: el llamado a amar a Dios, el llamado a amar a los demás y el llamado a amarse a uno mismo. La mayoría de las formas de autoexamen se basan en los Diez Mandamientos.
Puede encontrar muchas formas de autoexamen en varios libros de oración. El autoexamen es el acto de mirar en oración dentro de nuestros corazones para preguntarnos cómo hemos dañado nuestras relaciones con Dios y con los demás a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Reflexionamos sobre los Diez Mandamientos y las enseñanzas de la Iglesia. Las preguntas nos ayudan en nuestro examen de conciencia.
El requisito básico para una buena confesión es tener la intención de volver a Dios con todo el corazón, como el hijo pródigo y reconocer tus pecados con verdadero dolor ante el sacerdote, que está allí para recordarte a Cristo.
La sociedad moderna ha perdido el sentido del pecado. Un examen de conciencia nos ayuda a hacer precisamente eso. Para hacer un buen examen de conciencia y vivir una vida en buena relación con Dios, sus leyes y la felicidad que él desea para nosotros, es también indispensable que cada uno de nosotros desarrolle una conciencia bien formada.
Un examen de conciencia es un examen de los pensamientos y palabras del pasado. En d'autres termes, un examen de conscience vous aide à identifier les moments de votre vie où vous avez plu à Dieu par votre vertu - les bonnes choses que vous avez faites ou dites - ou quand, au contraire, vous êtes tombé dans le melocotón. Si examinas tu conciencia para descubrir y reflexionar sobre tus pecados, entonces puedes traer esos pecados descubiertos ante Dios en el sacramento de la confesión y pedir su perdón.
Primero examine bien su conciencia, luego dígale al sacerdote el tipo específico de pecados que ha cometido y, en la medida de sus posibilidades, cuántas veces los ha cometido desde su última buena confesión. Sólo estás obligado a confesar los pecados mortales, ya que puedes obtener el perdón de tus pecados veniales mediante sacrificios y actos de caridad. Si tienes dudas sobre el carácter mortal o venial de un pecado, expresa tu duda al confesor. Recuerda también que la confesión de los pecados veniales es muy útil para evitar el pecado y avanzar hacia el Cielo.
Por este término se entiende un examen de los pensamientos, palabras y acciones pasadas con el fin de determinar su conformidad o deformidad con respecto a la ley moral. Directamente, este examen concierne sólo a la voluntad, es decir, a la buena oa la mala intención que inspira sus pensamientos, sus palabras y sus acciones.
En el corazón de todos los hombres, se oye a veces la voz de la conciencia que les ordena buscar su perfección moral, no tanto por la dignidad y la felicidad que les confiere, sino por respeto a la santidad del Supremo Autor de la moral. ley. Este precepto de carácter racional ha sido reforzado por la voz de la revelación.
Un buen examen de conciencia tiene en cuenta todos los ámbitos de nuestra vida: nuestros pensamientos y palabras, lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Generalmente, consta de preguntas en tres categorías: el llamado a amar a Dios, el llamado a amar a los demás y el llamado a amarse a uno mismo. La mayoría de las formas de autoexamen se basan en los Diez Mandamientos.
Puede encontrar muchas formas de autoexamen en varios libros de oración. El autoexamen es el acto de mirar en oración dentro de nuestros corazones para preguntarnos cómo hemos dañado nuestras relaciones con Dios y con los demás a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Reflexionamos sobre los Diez Mandamientos y las enseñanzas de la Iglesia. Las preguntas nos ayudan en nuestro examen de conciencia.
El requisito básico para una buena confesión es tener la intención de volver a Dios con todo el corazón, como el hijo pródigo y reconocer tus pecados con verdadero dolor ante el sacerdote, que está allí para recordarte a Cristo.
La sociedad moderna ha perdido el sentido del pecado. Un examen de conciencia nos ayuda a hacer precisamente eso. Para hacer un buen examen de conciencia y vivir una vida en buena relación con Dios, sus leyes y la felicidad que él desea para nosotros, es también indispensable que cada uno de nosotros desarrolle una conciencia bien formada.
Un examen de conciencia es un examen de los pensamientos y palabras del pasado. En d'autres termes, un examen de conscience vous aide à identifier les moments de votre vie où vous avez plu à Dieu par votre vertu - les bonnes choses que vous avez faites ou dites - ou quand, au contraire, vous êtes tombé dans le melocotón. Si examinas tu conciencia para descubrir y reflexionar sobre tus pecados, entonces puedes traer esos pecados descubiertos ante Dios en el sacramento de la confesión y pedir su perdón.
Primero examine bien su conciencia, luego dígale al sacerdote el tipo específico de pecados que ha cometido y, en la medida de sus posibilidades, cuántas veces los ha cometido desde su última buena confesión. Sólo estás obligado a confesar los pecados mortales, ya que puedes obtener el perdón de tus pecados veniales mediante sacrificios y actos de caridad. Si tienes dudas sobre el carácter mortal o venial de un pecado, expresa tu duda al confesor. Recuerda también que la confesión de los pecados veniales es muy útil para evitar el pecado y avanzar hacia el Cielo.
Por este término se entiende un examen de los pensamientos, palabras y acciones pasadas con el fin de determinar su conformidad o deformidad con respecto a la ley moral. Directamente, este examen concierne sólo a la voluntad, es decir, a la buena oa la mala intención que inspira sus pensamientos, sus palabras y sus acciones.
En el corazón de todos los hombres, se oye a veces la voz de la conciencia que les ordena buscar su perfección moral, no tanto por la dignidad y la felicidad que les confiere, sino por respeto a la santidad del Supremo Autor de la moral. ley. Este precepto de carácter racional ha sido reforzado por la voz de la revelación.
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