Un meteorito radioactivo podría facilitar masacres masivos si llega a manos de un grupo terrorista.
Hace más de mil años, un vikingo realizó un hallazgo de cuya trascendencia era incapaz de hacerse una idea: un meteorito con una capacidad radioactiva tan poderosa que podría causar una auténtica hecatombe mundial.
La piedra permaneció oculta en un santuario de Groenlandia hasta nuestros días, a salvo de ambiciones que pudieran desencadenar su colosal poder destructor. Un arqueólogo la descubrió e informó de su existencia a su patrocinador, un multimillonario cuyo corazón albergaba unas inextinguibles ansias de venganza. Y él no era el único que veía en el meteorito un instrumento para sus turbios deseos: también una organización terrorista aspiraba a poseerlo.
Ni la CIA ni el servicio secreto británico serán capaces de dar con quienes han robado la piedra. No les queda más remedio que confiar en que Juan Cabrillo y su equipo de élite puedan detener la que podría ser la mayor catástrofe de la historia de la humanidad.