Colección Vida Completa

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¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre las motivaciones subyacentes que te impulsan en tu camino profesional?


¿Qué despierta el fervor dentro de ti para afrontar cada día con fervor y determinación?


¿Qué pasa si existe otro método más fundamental para motivarte a ti mismo y a quienes te rodean?


Explore cómo profundizar en las facetas profundas de la psicología humana no sólo puede revolucionar su estilo de liderazgo sino también mejorar su desarrollo personal.


En el ámbito de la motivación, prevalece la falacia de que el uso de incentivos atractivos o medidas punitivas es el medio principal para estimular el desempeño. El uso de recompensas y sanciones externas ha servido históricamente como base fundamental para las estrategias motivacionales convencionales. Sin embargo, este enfoque pasa por alto un elemento vital del comportamiento humano: nuestra motivación innata y los requisitos psicológicos que la impulsan.


Comencemos por comprender las limitaciones de la metodología convencional del “palo y la zanahoria”. A primera vista, parece racional: proporcionar incentivos para promover el comportamiento positivo e imponer sanciones para disuadir el comportamiento negativo. Sin embargo, este enfoque no accede de manera efectiva a la fuente subyacente y duradera del deseo que reside dentro de cada individuo.


Fundamentalmente, la motivación genuina gira principalmente en torno a la satisfacción interna más que a las recompensas externas. Está motivado por nuestros principios individuales, intereses y sentido de significado. La narrativa de Bill merece un examen. A pesar de haber recibido una oferta muy lucrativa por parte de Bill de un equipo, tomó la decisión de quedarse.


La elección del individuo no estaba influenciada por la perspectiva de ganancia financiera o estatus social, sino más bien por una profunda dedicación a la familia y la pasión por el deporte. Esta ejemplificación demuestra efectivamente la tendencia de la motivación interna a superar el atractivo de los incentivos extrínsecos.


Sin embargo, ¿qué impulsa exactamente esta motivación inherente? Hay tres demandas psicológicas fundamentales que pueden identificarse: autonomía, relación y competencia. La autonomía se refiere a la inclinación humana inherente a ejercer control sobre las propias actividades y tomar decisiones que se alineen con el sistema de creencias individual. La relación se trata de nuestra necesidad inherente de establecer conexiones con las personas y sentir una sensación de inclusión. La competencia se refiere al estado de sentirse capaz y eficaz en las tareas que realizamos.


El núcleo de este incentivo inherente radica en nuestro deseo de autonomía, nuestra necesidad de formar relaciones significativas y nuestra compulsión de sentirnos competentes e impactantes. Estos factores son esenciales para nuestra motivación y bienestar. Por ejemplo, un vendedor que sobresale en su desempeño puede encontrar mayor satisfacción en el elemento de resolución de problemas de su profesión que en cualquier compensación monetaria. La fuente de esta felicidad proviene de una sensación de eficacia profesional y de la alineación de los ideales personales con los esfuerzos profesionales.


Es crucial que los líderes o gerentes creen un entorno que cultive estos aspectos. Esto implica defender la individualidad individual, establecer una base para relaciones sólidas y reconocer las contribuciones y capacidades distintivas de cada individuo. Promoviendo la integración del significado personal en el trabajo de los compañeros y reconociendo sus logros, es posible cultivar un equipo más motivado, comprometido y productivo.


Esta estrategia desvía la atención de las estrategias de incentivos extrínsecos, que pueden producir resultados inmediatos, hacia un tipo de motivación más profunda y duradera.