Tras una sesión de espiritismo, Laura comienza a comportarse de manera extraña, siniestra. Convencidos de que el demonio la ha poseído, sus padres acuden al padre Olmedo, uno de los 15 exorcistas autorizados por el Vaticano para intervenir en casos de posesiones demoníacas. Para salvar a Laura y liberarla, deberá realizar una serie de exorcismos, cada uno más violento y aterrador que el anterior.