Cuando Deb recibe la visita sorpresa de su hija Molly, se siente conmosionada. Molly es una drogadicta con un largo historial de programas de desintoxicación fallidos, quien repetidamente ha jurado que quiere sentirse mejor pero luego le miente y le roba a su familia. La negativa de Deb a darle a Molly otra oportunidad gradualmente se difumina cuando ve pequeños asomos de la niña que antes conocía y que ahora es una mujer profundamente herida.