A Sara (Juana Acosta) le ofrecen comprar la casa perfecta: espaciosa, muy luminosa y extremadamente barata. Tan solo tiene un pequeño “inconveniente”: Lola (Kiti Mánver), la septuagenaria dueña actual, vivirá en ella hasta que muera. Aun así, Sara cree que es un buen negocio y decide comprar, esperando el fatal acontecimiento.