Ese niño es Jim Graham, un joven británico cuyo espíritu inconquistable vuela alto y libre sobre los estrechos límites de un campo de concentra ción japonés durante la Segunda Guerra Mundial. A través de sus ojos vemos la fascinación y el horror de la guerra. Y vemos cómo se debilita el apego de un niño a la niñez mientras su lucha por sobrevivir crece con más intensidad.