En el ajetreado mundo de los refugios de animales, el vínculo afectivo entre humanos y animales se ve impactado por el interminable flujo de perros, gatos y conejos abandonados. Las mascotas son compañeros de vida, pero para algunas personas también son un símbolo de estatus prescindible. Gracias a los cuidados y la capacitación de los apasionados empleados y voluntarios, los animales que aún tienen esperanza son rehabilitados y preparados para encajar perfectamente con un nuevo dueño. No todas las historias tienen un final feliz, pero por muy limitados que sean los recursos, el equipo sigue luchando, incluso por los más inadaptados de todos.