Imagínese una ciudad donde la vida se ha vuelto tan triste que la población ha perdido las ganas de vivir, una ciudad donde la tienda con más éxito vende venenos y cuerdas con los que sus clientes acaban con sus vidas. Pero los propietarios acaban de tener un bebé, y es la joie de vivre personificada… En la Tienda del Suicidio, todo va de mal en peor.