Lacey Schwartz creció convencida de que era blanca. Tiene la piel cobriza, rizos negros y labios carnosos, rasgos que la distinguen instantáneamente de sus pálidos padres judíos. Durante toda su infancia, sus diferencias la diferenciaron. Pero no fue hasta los 18 años cuando supo la verdad: su verdadero padre era negro. Ocho años de trabajo y elaborado por la propia Lacey; Pequeña blanca mentira cuenta la convincente historia de una verdad incómoda y no reconocida.