Rosa, 26 años, nunca logró seguir el camino que la vida parecía imponerme. Fingí poder encajar, pero nunca me adapté, nunca me sentí comprendida. Escribir en esto siempre ha sido la manera de decirlo sin decírselo a nadie. He vivido preguntándome si existe y cuál es mi lugar. Lo mejor es decir que he vivido preguntándome.