Denise Ranoisio

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Hola, mi nombre es Denise. Tengo veinte años y estoy estudiando para graduarme. Crecí en el interior de Liguria, en un pequeño pueblo rodeado de olivos, que todavía ve el mar pero está de espaldas a las montañas. Aunque a veces siento la necesidad irrefrenable de vivir en la ciudad, una parte de mí siempre está ligada a la vida en el campo, al bienestar que solo me aporta caminar por el bosque y simplemente escuchar los sonidos. Amo el mar, creo que no podría vivir mucho tiempo lejos de él, sin respirar su brisa y sumergirme en el sonido de sus olas. Dedicar el poco tiempo libre que tengo a compaginar mi pasión por la fotografía con lo que amo es mi manera de buscar la felicidad, la meditación, el crecimiento personal.  La fotografía, para mí, es algo inexplicable; es como si fueras adicto a esa sensación que tienes cuando estás seguro de capturar, para siempre, momentos, sensaciones, emociones, que un momento después ya habrán pasado. Inmortalizar significa realmente perpetuar en la memoria, y quizás por eso hago fotografías; porque entre tomar y revivir mis imágenes, hay un espacio en el que pasado, presente y futuro se entrelazan, en nombre de una lógica que desafía al tiempo mismo y que no puedo explicar, pero que me fascina cada vez. , pero en este breve período de existencia he tenido la oportunidad de viajar y ver cuántas maravillas hay en el mundo: ya sean paisajes naturales o arquitectónicos, es simplemente imposible no dejarse embriagar por la riqueza que nos rodea, por la magnificencia inexpugnable de las montañas y los mares, hasta la grandiosidad de edificios como las Pirámides de Egipto o el Coliseo Romano. Me siento tan pequeño, porque estoy, estamos todos, cuando estoy ahí, frente a una de estas maravillas con mi cámara en la mano; Me pregunto si seré capaz de representar fielmente esta belleza y entonces me dejo llevar por las emociones, en un bucle que siempre me empuja a ir más allá, a ver y aprender cada vez más, disfrutando del esplendor de un paisaje a través de sus La representación fotográfica ciertamente no es lo mismo que experimentarla en persona, sin embargo, admiramos algunas fotografías durante tanto tiempo que olvidamos que estamos parados frente a una pared en una galería de arte, y aquí, en mi opinión, la habilidad de un se percibe al artista. Hay, y han existido, grandes fotógrafos que han dado vida a emociones fuertes, porque han sacado a la luz retazos ocultos del mundo, representando los rostros de las personas que lo habitan, sus expresiones, sus costumbres, sus costumbres, eliminando y barreras culturales, suscitando reflexiones y emociones. Encuentro la posibilidad de suspender momentos únicos de la vida en el tiempo, ya sea el mundo natural con sus transacciones o las experiencias compartidas entre las personas, especialmente aquellas que transmiten emociones casi palpables, únicas y preciosas. La posibilidad de suspender en el tiempo las líneas de sus rostros, que sin pronunciar palabra, cuentan algo de su condición existencial, tan personal como común a toda la humanidad, es por eso que fotografío, porque tomar imágenes despierta en mí un sentimiento de gratitud infinita y emociones mezcladas e indistintas; porque mi incontenible solicitud desencadena profundas reflexiones, a veces incluso incomprensibles; y finalmente, porque gracias a la disponibilidad de los medios que nos permite y como seres humanos, debemos mirar con detenimiento cada aspecto del mundo, hermoso o feo, y sacar pensamientos de él, es decir, no permanecer indiferentes, participar activamente y contribuir a lo que es la evolución cultural y política de la humanidad.