Mi nombre es Francesca, solo tengo dieciocho años y en la vida hay una sola cosa que entre otras me ha salvado innumerables veces: el amor.
Porque cuando hay amor no hay noche demasiado oscura, no hay sol que no salga y no hay planta que se marchite. No tengo idea de cómo vivir, pero sé que incluso en la oscuridad mi luz nunca se apagará.