Entre toallas calientes, navajas y cerveza fría, tenemos un ambiente totalmente orientado al público, que va desde lo clásico a lo moderno, rescatamos el concepto de las típicas barberías de los años 40, 50 y 60. Un lugar para cortar y afeitar. Pero un ambiente en el que puedas reunirte con amigos para tener una buena charla, escuchar buena música y tomarte una cerveza que, por cierto, está estúpidamente fría.