Descubrir cosas aleatorias en común nos hace sentir menos solos, como si ambos sumergiéramos nuggets de pollo en mantequilla de maní. (¡¿Qué?!) O descubrir que a los dos nos encantan las películas de La jungla de cristal. (Yippeekayay.) O, ambos pensamos que los miércoles son el mejor día de la semana. (Obvio.)