San Juan del Príncipe de los arcángeles y querubines en audio, con acompañamiento de audio con la imagen que ayuda a contar en la oración
[* El Rosario de San Miguel Arcángel, es un rosario específica de 9 bolas]
Los nueve saludos (un Padre Nuestro + tres avemarías cada uno) se rezan, dejando en los últimos cuatro cuentas, un Padre Nuestro para cada arcángel, y su ángel de la guarda, que siguen la medalla, la primera cuenta Se tiene mucho de la choirman y el primer saludo se reza.) Por Clevinho Maia
Método para orar:
* El uso de la pequeña Rosario de San Miguel Arcángel de 9 bolas,
En la cuenta pequeña al lado de la medalla, se dice:
V. Dios venido en nuestra ayuda.
R. Señor nos ayude y nos salve.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
A. Así como era en el principio, ahora y siempre. Amén.
Entonces, dejando al final los cuatro relatos que siguen, el primer gran cuenta del Rosario se toma y el primer saludo es recitado, Gloria al Padre y nuestro Padre, y en las tres cuentas pequeñas, tres avemarías, de la siguiente manera :
Antífona: Glorioso San Miguel, el jefe y príncipe de los ejércitos celestiales, fiel guardián de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, querido de la casa de Dios, nuestro guía admirable después de Cristo, que cuya excelencia y virtud son más inminente, que se merece que nos libre de todos los males, todos nosotros que recurrimos a ti con confianza, y hacer, por su incomparable protección, que se avanza cada día más en la fidelidad y la perseverancia en el servicio a Dios. [Www.arcanjomiguel.net]
- Ruega por nosotros, oh bendito San Miguel, príncipe de la Iglesia de Cristo.
- Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Dejanos rezar:
Omnipotente y eterno Dios, que, a través de una maravillosa bondad y misericordia para la salvación de los hombres, ha elegido el más glorioso San Miguel Arcángel a ser el príncipe de la Iglesia, nos hace dignos, le pedimos que, para ser conservado de todos nuestros enemigos, de modo que en la hora de nuestra muerte ninguno de ellos puede molestarnos, pero puede que sea introducido por él en presencia de Su Majestad poderoso y majestuoso, por los méritos de Jesucristo nuestro Señor. Amén.