Nietzsche también apunta a destacados líderes culturales franceses, británicos e italianos que, según él, exhiben características similares. Nietzsche elogia a César, Napoleón, Goethe, Tucídides y los sofistas por ser más fuertes y saludables que todos estos supuestos representantes de la decadencia cultural. El libro describe el esfuerzo final y más significativo de Nietzsche como la transvaloración de todos los valores y presenta una perspectiva de la antigüedad en la que los romanos, aunque únicamente en el área de la literatura, triunfan sobre los antiguos griegos. Doce secciones componen el libro.
Muchas de las teorías de Platón, particularmente las relacionadas con el Ser y el Devenir, el mundo de las formas y la falibilidad de los sentidos, son rechazadas por Nietzsche. Más específicamente, rechaza la posición de Platón de que uno debería negar los sentidos. Este es un signo de decadencia personal, que va en contra de las ideas de Nietzsche sobre la brillantez humana. Nietzsche usa el término "decadencia" para describir una pérdida de vigor y una celebración de la debilidad. Según Nietzsche, si uno adopta un odio por la naturaleza y, posteriormente, un odio por el mundo sensorial, el mundo de los vivos, al aceptar un mundo no sensorial e inmutable como superior y nuestro mundo sensorial como inferior. Según Nietzsche, solo una persona débil, enferma o innoble tendría tal creencia.