Cree objetivos diarios, semanales y mensuales y regístrelos cada día para registrar su progreso. Este enfoque estructurado, que implica controles periódicos de su progreso, facilita la formación de hábitos y cambios positivos en el estilo de vida.
Por ejemplo, un objetivo diario podría ser beber ocho vasos de agua, un objetivo semanal podría ser hacer ejercicio durante al menos 150 minutos y un objetivo mensual podría ser leer un libro. Los controles periódicos le permiten identificar áreas en las que sobresale y áreas que necesitan mejorar, fomentando un ciclo de autorreflexión y crecimiento, ayudándole a mantenerse encaminado y desarrollar hábitos saludables duraderos.