Recitar el Libro de Dios Todopoderoso es una de las mejores acciones que un musulmán puede ocupar en su tiempo y en su vida. El Sagrado Corán es el mejor discurso, el más bello, el más sincero y el beneficio más general para las personas, y es la revelación del Señor de los Mundos, con la que reveló su fiel revelación, y es un libro preservado del error e impecable. Porque no hay camino para el vanidoso, y Dios, el Todopoderoso, lo ha preferido a los otros libros divinos, lo hizo su sello y lo reveló al Sello de los Profetas y a los mensajeros Muhammad bin Abdullah, que Dios lo bendiga y le conceda la paz. La virtud del Noble Corán es un fenómeno aparente que no se oculta a ninguno de los musulmanes. Dios, el Glorificado y Exaltado sea, es el más alto en su lugar, elevado su estatus y el más poderoso de su autoridad. Sus versos son detallados, y no hay broma en ellos. Qué valiente se fue, excepto por la humillación, y nadie más fue guiado por él, sino que se descarrió. [1]