“Amiga Celeste, te saludo, estuviste conmigo desde antes de que yo fuera concebido. Te amo por tu constancia y por el tiempo que me dedicas. Te agradezco porque tu vida tiene un solo objetivo, servir. Os bendigo porque sois parte de Dios, expresión de su amor. Divino aliado, haz que pueda comprender que nunca estoy solo, que supero la tristeza, el mal humor y la depresión con la simple invocación de tu presencia. Que supere mis miedos confiando en tu apoyo. Que aligere los sentimientos negativos sabiendo que siempre estás a mi lado para apoyarme cuando despierte mis ganas de bien. Permíteme mirarte a la cara para comprender el pasado, confiar en el futuro y vivir por un momento el presente, ese eterno ahora que es la forma humana de acercarse al infinito. Compañero invisible, que pueda sentir tu presencia en mi vida para comprenderte y amarte cada día más. Amén."