Siempre se le había advertido a Viola que nunca abriera el libro prohibido, el Ex Libris Noctem, pero su curiosidad finalmente había superado su cautela. A medida que el polvoriento lomo de cuero crujía bajo las décadas de abandono, y las pesadas páginas comenzaban a pasar, aparentemente por su propio deseo de ser leídas, la luz del mundo comenzó a desvanecerse y la oscuridad se extendía contra el cielo. Con un sonido como el del universo respirando a su alrededor, las bestias comenzaron a salir de las páginas del libro y volar hacia la ciudad. Bestias con dientes afilados y alas batiendo.
Al darse cuenta de su error demasiado tarde, Viola agarró su escoba con una mano y comenzó a lanzar un hechizo de destierro con la otra. Esto fue su culpa, y dependía de ella arreglarlo. Si fue lo último que hizo".