A Jin lo expulsan de su clan de maestros de la espada por sus habilidades deficientes. Aunque finalmente rompe la maldición que entorpecía sus destrezas, tiene un final bastante desafortunado. Sin embargo, en un momento dado, despierta convertido en un bebé, mucho antes de que empezara su tragedia. Con una segunda oportunidad y algunos poderes nuevos, Jin jura convertirse en el mejor maestro de la espada.