Jeffrey es visitado por Ken, el narrador, quien oye con asombro las historias acerca de Innsmouth, y sobre una extraña sustancia, similar a la arcilla, con la que su amigo está esculpiendo una figura femenina a la que llama Diosa del Mar. La figura tiene braquias y pies palmeados, como los detestables seres anfibios que, según se dice, viven en el Arrecife del Diablo y adoran a Dagón.El pobre Jeffrey Corey comienza a tener sueños extraños que registra en su diario. Sueña con nadar en las profundidades del mar, con antiguas ciudades hundidas —R’lyeh, tal vez—, y con una mujer de aspecto anfibio que lo llama a reunirse con sus antepasados.