Las mujeres de Atenas, con ocasión de una fiesta religiosa en la que pueden salir de casa disfrazadas de sus maridos, han decidido acudir a una sesión ordinaria de la Asamblea con la intención de suplantarlos. Antes de esto se reúnen cerca de la casa de Praxágora. Allí, diversas oradoras fallan al intentar ocultar su condición femenina al caer en los errores tópicos de su sexo (el gusto por cardar lana, la afición a la bebida). La propia Praxágora será finalmente la que hable en nombre de todas