Esta es la historia de una venganza macerada durante quince años. Los mismos que Baldomero Cadalso ha pasado en prisión. Los mismos que Tito lleva llorando a su hija muerta. Quince años, los que dictó la justicia, que a Tito le parecen una tomadura de pelo. Por eso ha decidido imponer su ley, una ley mucho más primitiva, más efectiva y con menos agujeros que esa otra que conocemos, basada en un principio fundamental e inviolable: el que la hace, la paga. El mundo, en ocasiones, puede ser un lugar cruel en el que habitan los peores monstruos que uno pueda imaginar.