Dos europeos desembarcan en Zanzíbar para ir al rescate de un explorador inglés, de apellido Kambert, que había partido de Zanzíbar años atrás para explorar la margen occidental del gran lago Tanganyka. El explorador, que desde hacía un año estaba en poder de una tribu de indígenas feroces, había logrado enviar colgado del cuerno de un antílope una bolsita con un mensaje, prometiendo indicar al que lo rescatase, como recompensa, la ubicación de una montaña que contenía riquezas incalculables, acumuladas durante siglos, por los indígenas de Kassongo.