Esta obra encierra magistrales pasajes en los que el horror se eleva a su máxima expresión, gracias tanto a las tenebrosas y góticas descripciones del paisaje y los personajes como a la intensa y poderosa trama que nos conduce con sorprendente habilidad hasta el corazón palpitante del terror. Escrita en una época intermedia entre los dos clásicos de la literatura vampírica, El vampiro, de John William Polidori (1816), y la fabulosa y sensual Carmilla, de Sheridan Le Fanu (1872), La dama pálida (1849) deslumbra por su altura literaria y por la turbación y desasosiego que la lectura de sus páginas produce en el lector.