Azim al Bahjat, que había sido secuestrado varias décadas atrás, había sorprendido al reino de Alazar con su repentino regreso. Para poder asegurarse el trono, el despiadado heredero debía casarse con la mujer que siempre había estado destinada a ser suya, aunque Johara Behwar se resistiese.
Por atractivo que le hubiese resultado Azim, el primer impulso de Johara había sido huir, pero Azim no iba a aceptar que lo rechazase y estaba dispuesto a demostrarle a su esposa lo que era disfrutar de una noche de bodas.
¡Ella no iba a tardar en rendirse a los encantos del sultán!