La maldiciÃŗn del oro y la coca en la historia de Colombia
Coriolano Amador, uno de los hombres mÃĄs ricos y excÊntricos de Colombia en el siglo XIX, adquiriÃŗ un objeto de oro que todos los colombianos han visto alguna vez, pero del que pocos conocen su historia y su significado.
Esa pieza incomprendida esconde un relato que comienza incluso antes del Descubrimiento de AmÊrica, cuando la coca no era cocaÃna, sino una planta sagrada, y cuando el oro no era una moneda de cambio ni una forma de acumular riqueza.
Por la maldiciÃŗn del oro y la coca pasan los hombres que vaciaron con totumas y explosivos las lagunas de Siecha y Guatavita por el espejismo del mito de El Dorado; los espaÃąoles que entendieron que sin la coca los indios no podrÃan llenar las arcas de oro del imperio; los guaqueros y cazadores de tesoros que perseguÃan luces fantasmales en las montaÃąas para hallar las tumbas; los falsificadores de cerÃĄmicas indÃgenas que estafaron a los grandes museos del mundo; los millonarios colombianos del siglo XIX, coleccionistas de rarezas, que trajeron los primeros automÃŗviles al paÃs, que se salvaron de morir en el Titanic y que hacÃan fiestas con fuentes llenas de champaÃąa en los dÃas en que llegar a Europa era una travesÃa de semanas en mula y barco.
Ese objeto lleno de leyendas es el Poporo Quimbaya, en el que converge esta historia de oro y coca, de riqueza y maldiciones.