El autor narra en esta hermosa y emocionante novela esas dos semanas durante las que, encerradas en el transatlántico, vidas distintas se entrecruzan, coinciden y se oponen. Ha sido un viaje lleno de voluntad y de esperanza para millonarios europeos y nuevos ricos americanos, o para tristes emigrantes italianos y españoles que sufren vejámenes y transformaciones apoyados en la ilusión.
En Los Argonautas, abandonando todo conato de labor social y aún de novela de tesis, como en Los muertos mandan, aunque sólo sea tesis filosófica tan suavemente insinuada a través de una fábula desarrollada en el luminoso paisaje de las Islas Baleares, Blasco Ibáñez vuelve totalmente a sus cauces primeros y se entrega puramente a su labor de artista, escribiendo una bella novela sin asomos ni prejuicios de tesis.