Al inicio, todo parecía un juego:
-Te prometo que siempre seré tu amigo.
-Y yo, prometo nunca dejar de ser tu amiga.
Hasta que un día, sin darse ellos cuenta, el pacto infantil de eterna amistad entre Bastian y Jandy, se convirtió en incertidumbre, ya que la posibilidad de algo más, de esa chispa que se alimenta en los ojos del otro y que nació de los recuerdos que crearon juntos, de las risas y las aventuras, ahora, para Jandy, podría volverse una realidad.
Pero los caminos a veces se tienen que separar para volver a encontrarse, y cuando eso ocurra, tal vez los jóvenes Bastian y Jandy, puedan hacerse una nueva promesa al atardecer.