Hay viajes en la vida que no siempre llevan a la esperanza. Se hacen porque no hay otra salida y quedarse significa conformarse con la cuadrícula del mapa en la que la existencia nos coloca o repetir los errores de nuestros padres y madres. Puta no soy relata la dolorosa e injusta historia de los cerca de cinco millones de mujeres y niñas que, en busca de un futuro mejor, viven una pesadilla que nunca imaginaron: ser atrapadas por las mafias de tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual. Luna, la protagonista de esta historia basada en uno de los personajes reales del documental Chicas nuevas 24 horas de la directora Mabel Lozano, nos traslada a la selva del sureste peruano, a la región de Madre de Dios, donde un 20% de las víctimas de trata con fines de explotación sexual son niñas y adolescentes y nos relata cómo, engañada por su propia familia, es obligada a prostituirse con 15 años. De ahí solo hay un paso a ser violada y maltratada. Al otro lado del Atlántico, Julia, bajo una apariencia de vida normal y de éxito como famosa presentadora de televisión, nos adentra en el segundo negocio ilegal más rentable del mundo (después del tráfico de armas) y nos conduce por los submundos de la prostitución en España, donde un 80% de las mujeres que venden su cuerpo lo hacen en condiciones de esclavitud. Esta inmensa novela lo es no solo por la crudeza de la realidad que destripa y por la magistral escritura de Charo Izquierdo, también por la loable fuerza con la que nace: concienciar y educar a los hombres de que sin demanda no habría oferta y de que las mujeres han de dejar de seguir perdiendo sus derechos para ocupar el lugar de dignidad y vida que merecen.