Vuelo nocturno

· Ecos · Kulandiswa nge-AI ngu-Luis (kusukela ku-Google)
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Mayelana nale audiobook

Esta obra es prodigiosa porque en un puñadito de páginas te lleva de viaje a Sudamérica. Antoine de Saint-Exupéry sabía muy bien de qué hablaba cuando escribió Vuelo nocturno, pues llevaba un año siendo director de explotación de la compañía Aeroposta Argentina. La historia es sencilla pero de una profundidad que deja pensando sobre él durante mucho tiempo después de haberlo leído. Los pilotos que cada noche arrancaban sus precarios aeroplanos de autonomía limitada y recorrían Sudamérica de punta a punta. Y lo explica todo tan vívidamente que el lector sufre la ceguera del piloto, la vibración del aeroplano, el frío de la carlinga, la desazón de una transmisión entrecortada, el fatalismo de un retraso en el aterrizaje. Se experimenta la misma aventura que los protagonistas del relato.

Saint-Exupéry tuvo en su breve carrera como aviador media docena de accidentes. Uno de ellos fue una suerte para el mundo, pues de su “naufragio” en las arenas del Sáhara le apareció la idea de escribir El principito. El último fue en el que se dejó la vida, en 1944, a la edad de 44 años.

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Mayelana nomlobi

Antoine de Saint-Exupéry es uno de esos escritores que te inocula el veneno del viaje y la aventura. Y lo hace desde la calma absoluta, con una precisión de neurocirujano, escogiendo palabras, no interjecciones. Fue, como demuestra su vida entera, un hombre entregado a la libertad, capaz de escribir en un libro cuatro palabras nunca mejor redactadas: “Hitler es un idiota”. Otra vez, lo mínimo para explicarse al máximo.

Parece atrevido asegurarlo así, pero Saint-Exupéry no fue un buen piloto. Aunque fue la pasión de su vida –seguramente pareja a la literatura–, el lionés tuvo en su breve carrera como aviador media docena de accidentes. Uno de ellos fue una suerte para el mundo, pues de su “naufragio” en las arenas del Sáhara le apareció la idea de escribir El principito. El último fue en el que se dejó la vida, en 1944, a la edad de 44 años y tras haber conseguido de sus jefes que le dejaran conducir un avión para el que no estaba autorizado. Por edad y porque tenía una parte del tórax paralizado, fruto de un golpetazo anterior.

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