En este artÃculo Larra critica la pereza de los espaÃąoles para cualquier cosa y seÃąala el concepto que por aquella ÃĐpoca se tenÃa de los espaÃąoles, los extranjeros venÃan, la mayorÃa, atemorizados de que fuesen a ser asaltados por unos delincuentes o cuatreros. Larra expone estas ideas por medio de una graciosa y curiosa anÃĐcdota que, como en todas las que Larra cuenta, estÃĄ dotada de una gran dosis de ironÃa. El asunto es que un buen dÃa llegÃģ a casa del autor un francÃĐs con unas valiosas cartas de recomendaciÃģn de su paÃs, este hombre pretendÃa realizar unas gestiones previas a su inversiÃģn de capital en negocios espaÃąoles. Sans Delai, que asà se llamaba el hombre, le contÃģ a Larra sus planes y segÚn ÃĐl todas las gestiones pertinentes la iba a realizar en 10 dÃas, tras decir esto Larra se mofa de ÃĐl y le dice que le invitarÃĄ a comer el dÃa que haya cumplido 15 meses de su estancia en EspaÃąa, el francÃĐs, como es de esperar, queda perplejo ante esa contestaciÃģn y no le cree, pero poco a poco iba a hacerlo ya que al ir a realizar el primer papeleo que tenÃa programado para unas horas le dicen que tardarÃĄ unos 3 dÃas pero esto no es todo, ya que a los tres dÃas le respondieron: âvuelva usted maÃąanaâ y al siguiente, y al siguiente, y asà hasta 15 dÃas, pero cuando estuvo hubo que repetirlo porque estaba equivocado y otra vez lo mismo. Asà le ocurriÃģ a este hombre para todos los papeleos y gestiones que realizÃģ, tanto que lo que ÃĐl pensaba realizar en 10 dÃas con ÃĐxito lo realizÃģ en 6 meses y sin ÃĐl, ya que no le sirviÃģ de nada y tuvo que marcharse a su paÃs, donde contarÃĄ sin duda alguna que a todos los lugares donde iba y pedÃa algo le contestaban: âvuelva usted maÃąanaâ y este maÃąana nunca parecÃa llegar y cuando llegaba estaba mal, no le servÃa, habÃa un error, se habÃa perdido o algo por el estilo. AdemÃĄs de esto tuvo que soportar grandes trabas que le ponÃan en los diversos lugares a los que iba por ser extranjero. Por tanto la impresiÃģn que este hombre se llevÃģ de EspaÃąa es la de un paÃs en el que la gente, como dice muy bien Larra, no comerÃĄ por no llevarse la comida a la boca, con lo que quiere decir que son vagos y perezosos para todo e incluso para sus cosas.