Águeda es una gran católica, y Fernando ateo, como su padre, el doctor Peñarrubia, sabio positivista dedicado al estudio y la investigación. Y también es atea toda la familia de Fernando, por lo que goza de escasa simpatía entre los montañeses. Para acusar más el contraste, Fernando es rico, atractivo y con una brillante carrera, y para colmar la dificultad la madre de Águeda ordena en el testamento a su hija que se case con un hombre católico. Ello dificulta, primero, e imposibilita la unión de los dos jóvenes.